martes, 22 de abril de 2008

Alberto Valcárcel OBRAS COMPLETAS

PRESENTAN OBRA COMPLETA DEL POETA ALBERTO VALCÁRCEL
EN LA ALIANZA FRANCESA DE MIRAFLORES


La Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Alas Peruanas, a editado la obra completa del poeta Alberto Valcárcel (Juliaca 1994, Puno) PROSA Y POESÍA (1967-2006) en reconocimiento a los 40 años de la edición de su primer poemario “Vuelco a Pasos”, publicado en Arequipa en 1967, con lo que inició una carrera que le ha deparado importantes reconocimientos en el Perú y en el extranjero.
Valcárcel es un poeta que ha sabido mantener una identidad propia, ajeno a grupos y asociaciones por lo que su voz es claramente singular. Asimismo, es reconocido por literatos y académicos como Luis Jaime Cisneros, Jorge Cornejo Polar o el historiador Alberto Tauro, que exaltan su poética y forma de abordar los temas, mayormente dedicados a cuestionar la historia oficial sin descuidar la lírica. Son destacables en la obra de Valcárcel sus poemas épicos que narran la vida y hazañas de los próceres y héroes de la independencia, como Pedro Vilca Apaza ó José Gabriel Túpac Amaru, textos que fueron musicalizados por el compositor Edgar Valcárcel y estrenados por la Orquesta Sinfónica Nacional, en Lima y otras agrupaciones. Del mismo modo, el compositor Alejandro Núñez Allauca (residente en Milán de 1985) ha musicalizado poemas de Valcárcel, que en 1998 han sido estrenados, grabados y circulan en Europa.
El literato y peruanista francés Claude Couffon a dicho que Valcárcel es “una de las grandes voces poéticas del Perú y que su obra está llena de luminosa belleza”.
El volumen Prosa y Poesía (1967-2006) será presentado el sábado 31 de mayo a las 7:00 pm en el auditórium principal de la Alianza Francesa de Miraflores. El panel de comentaristas lo integran los poetas Dora Varona y Winston Orrillo y los historiadores Wilfredo Kapsoli, Hernán Amat Olazábal y Luis Alberto Peláez Pérez.
La entrada es libre.

viernes, 18 de abril de 2008


Lago Titicaca de Puno ocupó el 2º lugar en elección de maravillas naturales del Perú


En el concurso nacional de las siete maravillas del Perú que fue organizado por Panamericana Televisión a través del programa Reportajes, dirigido por el Sr. Luís Fernández Guzmán, nuestro majestuoso Lago Titicaca ocupó el segundo lugar, siendo elegido como una de las 7 Maravillas del Perú.
Las otras maravillas naturales del Perú elegidas por la población peruana son: Líneas de Nasca (Ica), Bosque de Piedras de Huayllay (Pasco), El Gran Pajatén (San Martín), Meseta de Marcahuasi (Lima), Ciudadela de Markahuamachuco (La Libertad), Ciudadela de Chan Chan (La Libertad). La ceremonia de premiación para estas nuevas maravillas del Perú, se llevará a cabo en la ciudad de Lima, el día viernes 25 de abril del presente año, en la cual el alcalde de Puno, Luis Butrón Castillo, estará presente para recepcionar el Galardón que logró el Lago Titicaca.

jueves, 17 de abril de 2008

MAESTRO DE MAESTROS


José Antonio Encinas Franco

Nació en Perú, departamento de Puno, el 30 de mayo de 1888. Hijo de Mariano Encinas y Matilde Franco, fue el mayor de siete hermanos. Inició sus estudios en el Colegio Nacional "San Carlos" de su pueblo natal, que fuera fundado por Bolívar cuando viajaba al Alto Perú, en el inicio de la República, allá por 1826. En 1905 pasó a Lima, donde ingresó a la Escuela Normal del Perú. Esta escuela funcionaba en base a becas otorgadas a la distintas regiones del país y a José le valió la distinción de representar a Puno. Allí se convirtió en uno de los primeros maestros con título profesional cuando egresó como Normalista de la primera promoción, en 1906.

Asumió en 1907, en Puno, la dirección del Centro Escolar Nº 881 hasta el año 1911, en que retornó a Lima por ser nombrado profesor de la Escuela Normal, cargo que desempeñó hasta 1915. Mientras seguía siendo miembro de otros planteles de profesores titulares de diversos centros, siguió estudios en la Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM), donde obtuvo el título de Bachiller en Letras el 22 de diciembre de 1913 y, con su tesis sobre "Las causas de la criminalidad indígena" en 1917 y "Contribución a una legislación tutelar indígena", en 1918, los grados de Bachiller y Doctor en Jurisprudencia.

Elegido Diputado por Puno para el período 1919-23, desplegando una intensa labor al dedicarse a proponer leyes y realizar obras a favor de la educación y de la población indígena. Secundó las ideas de Germán Leguía y Martínez. Fue desterrado al producirse la ruptura entre éste y el Presidente Augusto B. Leguía. Entonces, se trasladó a Guatemala, en cuya Universidad regentó la cátedra de Psicología. Viajó más tarde a Inglaterra y, en Cambridge, obtuvo título de Master in Science en el año 1927. Continuó su recorrido por los claustros europeos realizando estudios en Bolonia y Padua, entre 1927-28 y en Francia, ingresó a la Sorbona entre 1928-29, obteniendo el título de Doctor en Ciencias de la Educación. Dirigió el Colegio "Pedagogium" en Barcelona, en 1930, y volvió a su patria al ser derrocado Leguía. Inmediatamente, fue elegido Rector de San Marcos 1931-32, donde inició una vigorosa modernización de sus orientaciones y efectuó el primer ensayo de participación estudiantil en el gobierno del claustro. Desterrado en el 32, ejerció la docencia en Panamá, Costa Rica, Guatemala y Cuba. Regresó durante una breve tregua política y fundó el Colegio "Dalton" en el año 1935. En el lapso entre 1937-1944 trabajó a cargo de la jefatura del Departamento de Psicopedagogía del Liceo Aguayo, en La Habana, capital de la isla caribeña, patria de José Martí, donde realizó investigaciones como “Pruebas de madurez para aprender”. Luego fue a EE.UU. invitado por la fundación Carnegie; y cuando pudo retornar al fin de la Segunda Guerra, fue elegido Senador por Puno entre 1945/48 y entre 1950/-56.

Entre su vasta obra se destacan: "El problema del profesorado Nacional" (1910); “La educación: su función social en el Perú, en el problema de la nacionalización” (1913). "Contribución a una legislación tutelar indígena" (1918). "Causas de la criminalidad indígena en el Perú" (1919). "Un ensayo de escuela nueva en el Perú” (1932 y 59). "0" (Santiago de Chile, 1935) ."Higiene mental" (Santiago 36 y 46). "La educación de nuestros hijos" (Santiago 38). "Enciclopedia Escolar Ercilla" (Santiago 38). Editó las revistas siguientes: "Educación" (Puno 1908). "El Amigo de los niños" ( Puno, 1910). "Juventud" ( Lima 1912). "Germinal" (Lima,1918). y "La educación nacional" (Lima, 1918). Inició, también, la publicación de una "Biblioteca de Antropología Peruana", con tres monografías de Heinrich Cunow.

Dos mujeres tuvieron un lugar destacado en la vida sentimental de Encinas: Alicia Bustamante, mujer culta, inteligente, libre pensadora y de gran personalidad, divergían en ideas sobretodo en el ámbito social; sólo la muerte los separó. Con Rita Edelmira del Pando Mendizábal, educadora, precursora del deporte femenino en las escuelas, tuvo su único hijo de sangre, José Antonio Encinas del Pando.

Encinas se adelantó extraordinariamente a su época. Bregó toda su vida por la educación como un fin social y por los derechos civiles y el desarrollo del indígena peruano. Dominó todas las ideas y planteos que la escuela moderna o el enfoque que la educación sostiene aún, tales como:

a) La revalorización del niño reconociéndolo como centro de la acción educativa.
b) El rol protagónico de a afectividad y la autoestima.
c) Función creativa del niño, como elemento más importante de la educación.
d) El rol del maestro como orientador y líder.
e) El ideal de equidad y la justicia social.
f) Su concepción amplia y profunda acerca de la disciplina, respetando por sobre todo la libertad del niño.

Encinas lo sintetiza así: “El maestro es el camarada de mayor experiencia, que aconseja, guía y sugiere. La clase es un laboratorio, un museo, un taller, donde se experimenta, se observa y se trabaja, ya no es el aula donde pontifica el maestro. Desaparece la tortura de las lecciones y de los exámenes, puesto que no hay enseñanza clasificada, sino utilizada. La mejor lección es un proyecto de trabajo, y el mejor examen, su ejecución”

A la medianoche del 30 de julio de 1958, falleció -a los 72 años- en su departamento de Miraflores, Lima. Está enterrado en el Cementerio El Ángel. Su tumba está compuesta de dos planchas: una vertical y otra horizontal. En la vertical está su nombre y una corona con las Palmas Magisteriales otorgadas post mortem. En la lámina horizontal hay un libro abierto en el que se lee un pensamiento del Maestro Encinas:

“El más alto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela”

Electrificación Rural Productiva

LECTURAS INTERESANTES Nº 290
Remite: gvasquezcuentas@gmail.com gvasquezcuentas@yahoo.es
LIMA - PUNO 17 abril 2008
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San Gabán II
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas
Tomando de Los Andes 17 abril 2008 p.2

Gota a gota, hilo a hilo, el agua que baja desde las nieves eternas del imponente “Allenkapac”, coloso de la cordillera de Carabaya, da nacimiento a múltiples riachuelos que pasan a formar el río Macusani que se lanza culebreando hacia los bajíos de la selva de Puno.

A pocos kilómetros de ese gigante, en la misma cordillera, los deshielos del nevado Quellma tributan sus aguas al río Corani, que en su trayecto cada vez más abrupto, rompiendo millones de veces contra cantos rodados de todo tamaño depositados desde siempre en su lecho y contra rocas y peñones de toda forma y dimensión que lo flanquean, junta sus aguas con las del Macusani formando el río San Gabán. Esa unión se da en una encrucijada donde la densa floresta ofrece el verdor predominante de su colorido, roto de tramo en tramo por largas, delgadas y blanquísimas caídas de agua que se precipitan desde las cumbres de los cerros que forman el Cañón del mismo nombre.

Al llegar al Tabinapampa, una parte del alborotado torrente del San Gabán -que en época de lluvias cobra magnitud respetable-, es desviado por grandes ataguías para ser depositado en una gran laguna artificial, hasta completar ciento cuarenta mil de metros cúbicos. De ese embalse, el agua -ya bajo control humano-, es llevada a través de un conducto cubierto hasta la boca de un soberbio túnel que ha invadido las entrañas de un altísimo cerro de granito. Desde aquí, el líquido -ahora manso-, recorre entre silente y rumoroso algo más de los siete mil metros de ese inmenso tubo rectilíneo, ocupando por poco sus tres metros y medio de diámetro y desplazándose por la oscuridad de una mínima gradiente. Deja en el camino otros dos túneles o “ventanas” (las de Uruhuasi y Casahuasi) que van a su encuentro desde cielo abierto y que permiten acceder a él para mantener el óptimo cumplimiento de su función encausadora.

Al final del largo acueducto, a la altura de Tunquiri, el agua se precipita violentamente por otro conducto de seiscientos cincuenta metros de largo inclinado a sesenta grados. La caída, es facilitada por dispositivos hidráulicos que resuelven los efectos físicos que ella comporta.

Al término del salto, un corto recorrido horizontal divide el veloz caudal en dos ramas a través de sendos tubos de acero. El agua se vuelve a dividir en cinco potentes chorros en cada caso, los que al impactar en las cucharas de las ruedas “pelton”, hacen girar dos turbinas a quinientas veinte revoluciones por minuto. La fricción que se opera en los generadores, dispuestos encima de las turbinas, hace que aparezca y se manifieste esa maravilla natural que es la energía eléctrica.

El agua, cumplida su noble función cinética productora de energía, es devuelta al río San Gabán, después de recorrer casi un kilómetro a través de un túnel de descarga.

Turbinas, generadores, y muchas otras máquinas y equipos se encuentran en una gran caverna horadada en el corazón de la montaña. Desde allí, la fuerza invisible más rápida que el rayo, se desplaza envolviendo gruesos cables que recorren medio kilómetro de galería, hasta el “patio de llaves”. En este lugar la electricidad es potenciada, transformada, manejada y tratada a través de tantos artefactos que finalmente lanzan la magia energética a través de los cables de una Línea de Transmisión que conduce 138 kilovoltios hasta la subestación de Azángaro, después de remontar la cordillera y recorrer 160 kilómetros.

Desde Azángaro la energía eléctrica se inserta en el veloz torrente del Sistema Interconectado del Perú y llevada por los distribuidores hasta los hogares, los comercios, las fábricas, las calles y plazas de la Gran Meseta y a través de aquel sistema “la energía que sobra” llega a quien sabe qué lugares del territorio nacional. Así, el agua es una vez más, fuente que alimenta la vida, esta vez mediante la energía que la fuerza de su movimiento hace posible.

El agua, productora de energía, contribuye así a las posibilidades actuales y futuras del mejoramiento constante de las condiciones existenciales de nuestra gente puneña, aún cuando no a toda, puesto que aún no llega a muchas circunscripciones de la región.

Sí, la energía de San Gabán II llega a buena parte del área rural del altiplano, pero su uso está dirigido casi exclusivamente a la iluminación de los hogares. No se emplea sino en forma muy limitada en numerosas aplicaciones económica y socialmente productivas. Es decir no está cumpliendo su papel de mejorar la calidad de vida y disminuir los alarmantes índices de pobreza. Alumbrar los ambientes de la casa campesina está muy lejos de ser suficiente. La energía debe mover máquinas, trilladoras, bombas, soldadoras, cepillos, taladros y mil artefactos más que hacen posible crear o transformar objetos a ser usados o consumidos por la población.

De ahí que se justifique la concepción, planeamiento y aplicación de un agresivo y pronto programa de electrificación rural productiva. Los gobernantes tienen la palabra. []

miércoles, 2 de abril de 2008

La joyita ilaveña ya famosa


LECTURAS INTERESANTES Nº 288
Remite: gvasquezcuentas@gmail.com gvasquezcuentas@yahoo.es
LIMA - PUNO 2 abril 2008
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Científicos estadounidenses hallan en Puno
la joya más antigua de América

Los Andes 01 de abril 2008

La comunidad aymara de Jachacachi, ubicada a 54 kilómetros al sureste de Puno, adyacente al río Ilave, se ha convertido en el centro de la noticia arqueológica mundial; sendos titulares de importantes de medios de comunicación dieron cuenta que en este lugar fue hallada la joya de oro más antigua de América.
Se trata de objetos ornamentales, entre ellos un collar que data de hace 4.000 años, todos pertenecientes al sitio arqueológico Jiskairumoko, ubicada en la cuenca tributante del Lago Titicaca, parte provincia de El Collao. La información fue divulgada hoy martes por la revista especializada 'Proceedings of the National Academy of Sciences', de Estados Unidos, en este medio, se informa que el científico Mark Aldenderfer de la Universidad de Arizona, lideró las investigaciones desde el año 1995 y demoró hasta estos días para presentar las joyas de inmenso valor histórico. Profesionales especializados en la materia señalan que el importante hallazgo va a obligar a los historiadores a redibujar el escenario en el que empezó a usarse el oro en joyería en América. "No existe evidencia en el lugar que muestre cómo fue hecho el collar", dijo Mark Aldenderfer, pero "parece que una pepita de oro bruto del área fue aplanada en un mortero de piedra". "Seguidamente, el oro fue al parecer colocado alrededor de un pedazo de madera y golpeado hasta doblarlo en forma de tubo", añadió un sorprendido antropólogo Aldenderfer. La nota publicada en diversos medios del mundo, señala que los descubridores rearmaron el collar, alternando nueve pequeños tubos de oro con una serie de piedras redondas con hoyos que fueron descubiertas en la misma tumba. El artefacto de oro fue encontrado junto a una mandíbula humana en un enterramiento del yacimiento de Jiskairumoko. Según los autores, «la localización de las cuentas en relación con un cráneo y su distribución sugieren la existencia de un collar alrededor del cuello de un adulto». La revista detalla que el sitio corresponde a un campamento estacional de un grupo humano nómada que, hace cuatro milenios, vivía de los animales que cazaba y los frutos que recogía. La transición de esa vida nómada a la sedentaria comenzó en 3400 antes de Cristo (aC) y acabó hacia 2000 aC. Según los descubridores los artefactos de oro son habituales en culturas en las cuales ya existen una compleja economía y una élite que hereda privilegios; el trabajo del oro es algo superfluo, un lujo al que no dedican recursos las sociedades en estadios primitivos de desarrollo. Precisamente por ello llama la atención el hallazgo en una comunidad pobre de Ilave; las explicaciones sobre el caso aun están pendientes. Hasta ahora, las piezas de oro más antiguas de América se fechaban hacia 1400 aC, en los yacimientos de Mina Perdida y Waywaka, también en los Andes peruanos. Pequeña colina con manojo de hierba Según la pagina
http://www.mundoandino.com/, el nombre de Jiskairumoko corresponde a una combinación de tres palabras aymaras, jiska que significa pequeño, iru refiriéndose a un tipo de manojo de hierba, y moko que significa una pequeña colina. Así, Jiskairumoko significa una pequeña colina con manojo de hierba. El sitio fue registrado oficialmente por Mark Aldenderfer en 1995, durante un estudio cerca al río Ilave. Las primeras excavaciones en el sitio se realizaron en 1995. Jiskairumoko desempeña un papel importante en la comprensión de la historia precolombina andina del Perú.
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El New Cork Times lo publicó así:
From a Burial Pit in Southern Peru, a Golden Oldie
By
HENRY FOUNTAIN
Published: April 1, 2008

Archaeologists have discovered what appears to be a gold necklace from a 4,000-year-old burial pit in southern Peru. It is the oldest example of worked gold ever found in the Americas.
Mark Aldenderfer of the
University of Arizona and colleagues found nine cylindrical gold beads interspersed with small green stones at the base of an adult skull in the pit at Jiskairumoko in the Lake Titicaca basin. The pit showed no signs of having been disturbed, and tests showed the burial dated from 2155 to 1936 B.C.
Spectrometry data suggest the gold was quartz-vein nuggets hammered and rolled into cylinders. In
describing the find in The Proceedings of the National Academy of Sciences, the researchers say the gold and stones were probably strung as a necklace, the stringing material having disintegrated over the centuries.
Gold objects are normally considered signs of a well-developed society, one with affluent elites who can support craft workers producing items of high status. The Jiskairumoko finding pokes a hole in that idea; the society in the region 4,000 years ago was hardly well developed. The researchers point out, though, that the people in the region were changing from life as hunter-gatherers to a more sedentary existence, so perhaps the society was beginning to stratify, as the presence of the gold would suggest.

lunes, 24 de marzo de 2008

Reflexiones


Puno: Cenicienta sin Príncipes

Por: Hernán Cornejo-Roselló Dianderas

El departamento de Puno es en el Perú una cantera cultural mal explotada, peor difundida y considerada como territorio marginal habitado por gentes de segunda categoría. Se abomina con extrema facilidad de sus valores humanos y de su respetable cantidad de recursos patrimoniales que son minimizados o considerados inverosímiles. “¿Puno con recursos?, ¡imposible!”, responden a coro cientos de peruanos. “Pero si Puno es territorio productor de expatriados y exportador de pobreza”, reiteran. “¿Selva en Puno?, ¡a otros incautos con ese cuento!”, rechazan indignados miles de limeños de última generación o provincianos de la costa. “¡Si Puno es puna, es sierra, es mancha india y cuna del frío!”, sostienen con absoluta seguridad, sudorosos ecologistas en guayabera. “¿Que la maca es originaria de Puno? ¡Son inventos!”, farfullan, “¡la maca creció en las estribaciones del Chinchaycocha!, replican sin duda.

Y nadie cree lo cierto: que tenemos la ceja de selva más rica en yacimientos de oro de América del Sur. Allí descansan intocados los placeres de Aporoma, Inambari y Bajo Marcapata y reclaman nueva inspección las vetas de la mítica mina de Santo Domingo; pocos aceptan que nuestra selva baja con Bahuaja Sonene, Candamo o Tambopata, Colorado y Guacamayo, sea única, virgen e inagotado almacén de multiplicados embrujos. Nadie sospecha que en el septentrión oriental del departamento de Puno nace la ecorregión de la Sabana de Palmeras que venció al bosque de la selva baja —de terrenos anegadizos y ácidos que en muchos lugares hacen imposible la producción agrícola intensiva— y que fue estudiada y definida por el oxapampino Antonio Brack Egg. Esa Sabana de Palmeras no es otra que nuestra poco conocida “Pampas del Heath”, que más en lontananza sirve de límite a nuestro departamento con los de Madre de Dios y con el Pando boliviano en un tripartito desconocido y con indudable futuro económico, porque la ecorregión de marras, luego de ver la luz en territorio puneño, empieza a correr, indetenible, considerables extensiones de Paraguay, Argentina, Brasil y ocupar gran parte de territorio boliviano en lo que sin duda es un hinterland de gran potencial...

Nadie admite que Puno posea lo que posee. Y los primeros incrédulos son los mismos, los mismísimos puneños que creen que su entorno es únicamente folclórico. Sin ir muy lejos —porque nuestra impreparación histórica, geográfica y de comprensión sobre la heredad recibida es elocuente— pocos admiten que la maca, al igual que la papa, introdujera sus primigenias raíces en la masmédula del Altiplano-Titikaka y no en otras profundidades de altura... en fin... la lista es larga y la visión de puneños y peruanos, corta.

No obstante, a nuestro militante mundo de tinieblas hay que añadirle la ágil complementación de culturosos vulgarizadores de historia y geografía peruana radicados en Lima y provincias, que sin escrúpulos describen, dibujan y divulgan el país con la prolijidad de un basto talador de bosques que a mandoblazos furiosos desfigura la realidad. Pese a los avances en el conocimiento de temas nacionales —producto de la proliferación de enciclopedias mediáticas que ambicionan divulgar al Perú— el saber específico y la particularidad de cada pueblo son ignorados y se convierten inalcanzables para quienes pretenden alcanzarle esos conocimientos al pueblo y a su juventud. Los que hacen lo que, ahora, hacen, lo hacen mal y los usuarios que leen lo que, ahora, leen, internalizan los errores como correa de transmisión que perpetúa la mala información. Puno, así, vive doble orfandad: Una, de los peruanos que transmiten conocimientos malos o epidérmicos y otra, de los propios puneños que creen que su realidad simplemente se viste de polleras cortas en determinadas épocas del año y del verano.

Pero, vamos por partes. En la ciudad de Puno son numerosos los corrillos integrados por protagonistas eventuales que sólo se sonrojan de indignación cuando algún analista, describe las piraterías que subrayan los contrabandos, por ejemplo, de música que contra nuestra heredad perpetran “creadores” de otros departamentos o países, o se molestan cuando se les atiza sentimientos de pertenencia luego de detallar los plagios de coreografía o las “decorosas” expropiaciones de la vicuña y la alpaca que cometen los empresarios arequipeños que en el mundo las venden como si fueran de ellos —y producto de su esfuerzo creativo, cuando es resultado de maniobras expropiatorias que hace décadas se consolidaron— dejando a los indefensos puneños como convidados de piedra. Las vicuñas en este tiempo y, probablemente, las alpacas más tarde, serán de todas partes menos de Puno, su tierra de origen. Sobre “llovido mojado”. Lo poco que tenemos sirve para aumentar la riqueza no ganada de otros y potenciar nuestra pobreza. Pese a esas constataciones el disgusto grupal es efímero y no trasciende. Pronto el dato recibido atiborra la profusa memoria colectiva nutrida exclusivamente de olvido selectivo.

Pero, respecto de Arequipa, ¿no será que los puneños instrumentan una especial relación que, cual estimulante paradoja, ha convertido la expropiación en certero boomerang? Veamos. Frente al caso de la reciente, no más de 25 años, incautación comercial de alpacas y vicuñas o a la antigua utilización, desde el siglo XIX, de la lana de ovino, del mundo del agro y de la tierra altiplánica por empresarios arequipeños que no invirtieron en Puno ni un céntimo partido en veinte —lo que entre otras cosas hizo difícil crear riqueza en ese medio por añadidura severo y hostil— los afectados habitantes de la meseta optaron por trasladarse a la ciudad de Arequipa a “compartir” con sus ocasionales explotadores el resultado de lo obtenido con sus bienes y así gozar del impoluto mundo urbano que se recreaba y construía con sus recursos. Pues bien, ahora la ciudad de Arequipa y sus alrededores conforman el hogar nativo, la expansión natural de los puneños que desde hace más de cinco décadas se ha convertido en el primer departamento del Perú que produce: “arequipeños de primera generación”. La retribución de los puneños —frente al disfrute inmoderado de sus bienes explotados sin su consentimiento— moldea las sutilezas de la cortés reciprocidad andina que recupera lo suyo con paciencia, como el cazador que espera su hora de triunfo para hacerse de la presa. “Gracias, dicen, hoy día, los paisanos, ya era hora de que tuviéramos una ciudad grande y con buen clima para procrear y producir economía y sociedad.” En fin, por ahí van las cosas y modelan la urdimbre y la trama en una novela abierta cuyos epílogos todavía no están dispuestos a escribir los puneños y menos los arequipeños que desconocen la naturaleza de la saga. Al fin y al cabo el departamento de Puno con Altiplano, selva, lago y recursos humanos activos y proactivos, es rico, así —por el momento— produzca más pobres que ricos. ¿Cambiarán las cosas?

Pese a esas modalidades de resistencia e inteligente acomodamiento a los excesos perpetrados contra ellos, muchos puneños, nacidos en cuna miope y vencidos antes de calzar pantalones, ni siquiera defienden como probable lo extraordinario de su realidad que, si la introyectaran, hubiera permitido que el Perú no estuviera tan desguarnecido, digamos, en la selva oriental, al extremo que Puerto Maldonado, la capital más oriental del país, pareciera que estuviera lejos, lejísimos del Perú.

En ese escenario de cosas hechas o mal hechas o por hacer, los puneños de la supuesta clase dirigente viven plácidos encontrándose migajas en el ombligo, saciando su conformismo sin ánimo de rebatir el reiterado escamoteo de recursos y, sin voluntad para aprender del entorno, efectuando, por ejemplo, periódicos e inteligentes periplos de instrucción puneñista por el sorprendente territorio altiplánico y por las numerosas selvas y ecorregiones que el Hacedor depositó en el divorcio de aguas y los bajíos del espacio nor departamental. Para ellos quizá fue un disgustante destino nacer en el Altiplano-Titikaka. Una significativa legión de paisanos de Vilcapaza, San Román o José Antonio Encinas, como sostuvo ese gran heresiarca que fue Gamaliel Churata, oculta su origen, desdeña su identidad y prefiere, para el caso, transferir su progenitura al patrón de turno, no por un plato de lentejas como lo hizo el bíblico, sino por un plato de chupe de camarones, un picante tacneño, un Chiriucho otoñal, una mazamorra morada y con eso quizá alcanzar un paulatino descobrizar y empalidecer del origen o quién sabe para la aplicación de otros sutiles mecanismos de compra de nueva identidad que faciliten encubrir procedencia y renovar ascendencia.

Así en el contexto nacional, salvo por lo producido, explotado y divulgado en los escenarios dancístico y musical, todo el universo de potencialidades puneñas vive encriptado por obra nativa y distorsionado por acción u omisión foránea. Puno es espacio siberiano al que arriban los castigados como el vargasiano, Pantaleón Pantoja o es tema que se enseña con impropiedad. Ejemplos al canto.

La edición “Todo Perú: Enciclopedia multimedia” de El Comercio que pretende hacer conocer el país de manera objetiva, y que al final es negocio y mercadeo masivo, deteriora más la realidad y contribuye a la desinformación de lectores ávidos de conocer y amar instruidamente a su país. Esa enciclopedia consigna en uno de sus CD-Room que la producción de quinua, cañihua, etc., es aporte de todos los departamentos del Sur, excepto de Puno, que no aparece y no existe en la pantalla. No figura siquiera como último furgón del tren, es decir, no está ni en la cola de la cola. La omisión es inmensa e injustificable. En el caso de la papa, igual. ¡Todo el Sur peruano produce papa, menos Puno! ¿No recuerdan los autores del puneñicidio, que el origen de ese tubérculo fue la cuenca del Titikaka? ¿Qué mal informado redactor consumó esa exclusión? Suponemos que se hizo sin querer queriendo. Comprobamos que igual que en épocas anteriores, el analfabetismo ilustrado, que difunde la realidad del país y sus múltiples rostros, predomina y descansa en los pies fatigados de agentes viajeros que no distinguen olluco de oca e izaño de mashua y menos chuño ruqui de chuño queni y tunta de moraya. No saben que en muchos lugares de Puno el cuello se llama tonqori y esa diferenciación idiomática no es banal: procrea su propio matiz y alberga sugerente connotación. ¿Cómo difundir lo particular, la esencialidad de los pueblos sin conocerla? ¿De qué especificidad cultural hablamos si todo se mide con el rasero de la simplificación más ramplona?

Ni qué decir de la “Enciclopedia Ilustrada del Perú” que con extraordinaria prolijidad condujo Alberto Tauro del Pino y que, después de su muerte, republicó ampliada el año 2002 el diario El Comercio —que no desaprovechó ocasión para retirar, de la enciclopedia de Tauro, a personalidades peruanas que no son ni fueron de su simpatía. En los ítems referidos a Puno cita gato como liebre. A la isla de Umayo la ubica en el Titikaka, a los Ayarachis de Paratía los bautiza como danzarines del Sicuri de Taquile. A varios lugares y distritos les cambia el topónimo de manera apoteósicamente desorientada. La mala información suple a la realidad y la difama sin escrúpulos. Sería delirante consignar la implacable sumatoria de errores que singularizan esa enciclopedia no preparada por peruanistas sino perpetrada por despistados trashumantes.

¿Qué hacer ante las voluminosas erratas? “Antes no estábamos en las enciclopedias, ahora nos incluyen y nos toman en cuenta”, afirman los conformistas. Sin reconocer que los errores no aclarados se convierten en verdades perversas que alimentan los lugares comunes y nutren cierto “saber popular” inepto para catabolizar necedades y que, por eso, se distorsiona y vuelve “saber prejuicioso”. Los prejuicios en el Perú son tan grandes que un censo que mida todos ellos no cabría en el centenar de tomos de la Espasa Calpe completa y con addendas.

Constatar que las instancias formales que influencian en Puno no leen lo que deben, no se informan sobre la realidad inmediata que administran, no es tarea de Hércules Poirot. Ésas instancias y sus mentores esperan que por generación espontánea aparezca, de aquí a algunas décadas en la obra foránea, la autenticidad de nuestra realidad. ¿A qué esperar que el vecino nos “descubra” y difunda, si sabemos que lo hace mal y desdeñosamente? ¿Por qué las municipalidades provinciales y distritales se ubican en la tribuna y aplauden la mojiganga cultural y no preparan un producto más auténtico? ¿Por qué las universidades, que proliferan como hongos, no enfrentan gráfica o visualmente ese desdén informativo? Unos juegan con cemento en medio de la charca despoblada construyendo abominables plazas que adornan la pobreza y enriquecen sus bolsillos; otros se fatigan editando obras y publicaciones en castellano que requieren traducción. ¿Por qué desde Puno no se emprende la tarea de escribir nuestra historia y divulgar nuestra real geografía? El solfeo frasea, canta e indica que nos desplazamos de Guatemala a guatepeor.

Y la cosa va para más guatepeor. Desde hace unas semanas el diario La República en colaboración con la empresa PEISA, Promoción Editorial Inca Sociedad Anónima y la universidad Ricardo Palma de Lima empezaron a publicar el “Atlas Departamental del Perú” cuyo tomo tres está dedicado in extenso a informar sobre geografía, economía, cultura y turismo de Puno y Tacna. Pues bien, en lo concerniente a Puno y a sus diferentes mapas hidrográficos, económicos, políticos, etc., que en ese tomo se consignan, todos sin equivocación —delineando una desinformación propia de adversarios y enemigos nutridos de pertinacia ahistórica rayana en la estupidez— están mutilados en lo que corresponde al segmento septentrional occidental. ¡Nos mocharon la oreja superior izquierda del mapa en un porcentaje fríamente calculado para colocar a Masuko en territorio Madrediosino! ¡Un mapa que inclusive fue y es fuente de inspiración artística y al que hemos antropoformizado! ¿Recuerdan al sicu puneño cuya cara era el departamento y cuyas orejas o tocados artísticos nacían, ambos, a 13 grados de latitud Sur cuyos trazos hacia el nor occidente empiezan cuando el río Chaspa desemboca en el Inambari a 71 grados y 8 minutos longitud oeste y luego de pasar por Astillero terminan hacia el nor oriente cuando el Sayadije se interna en el Heath a 68 grados 50 minutos longitud oeste? Pues, ahora ese mapa, ese rostro, está mocho. Estos geógrafos divulgadores convirtieron una ocupación distrital, meramente coyuntural, en un problema de límites departamentales tirándose a la garrocha las leyes fundativas que delinearon y definieron los confines y espacios departamentales. ¿Sabemos cómo lo hicieron? Dice que lo hicieron amparados en la visión tubular del INEI, Instituto Nacional de Estadística e Informática que así demuestra que la validez y profundidad de sus conocimientos sobre el país generan estropicio y fracturas. La cosa no importaría porque al final de cuentas y balances, todo queda en territorio patrio, sin embargo, se trata de territorios de latentes recursos auríferos y mineros porque al estar avenados por el Marcapata y por varios otros ríos que se formaron en la cordillera de Carabaya —filón de oro y nutriente de placeres de mítica nombradía y milunanochesca evocación—, la cosa posee otro brillo y su aroma despide diferente perfume. A tiro de piedra de Masuko —que es territorio puneño, momentáneamente capital (¿?) del distrito de Inambari en la provincia de Tambopata en Madre de Dios y usado por cusqueños para sacar madera y otros productos de esa selva dependiente— está el Huaypetue cuyo oro compite con el que se extrae de san Antonio de Poto. ¿Para qué decir más si ahora lo que hay es hacer? La carretera Transoceánica, llamada también Interoceánica por los meticulosos que pesan huevos de mosca en telas de araña, es fundamental para que los puneños nos instalemos en los espacios que dejamos de ocupar y contribuyamos, en el futuro, a que se ocupen bien los espacios que aún no se han ocupado.

Por último, en esta singladura del descalabro, habría que añadir que la contaminación ambiental que sufre el Golfo de Puno (llamado mal, “Bahía Interior de la Bahía de Puno” en un confuso trabalenguas producto de la pobreza idiomática de muchos periodistas y profesores universitarios que desde la década de los 80 divulgaron el despropósito de bahía interior de la bahía [¿?]), está producida por el vertimiento de aguas residuales afectando aproximadamente 18 kilómetros cuadrados que suman menos del 0.O2 % del total de la superficie del majestuoso Titikaka. ¿Y qué se dice? Se dice, exageradamente a los cuatro vientos, que el Titikaka está contaminado y lleno de estiércol abonante y eutrofizador; sin tomar en cuenta la desproporción que afecta todo un continente y su contenido. De ahí se infiere que los puneños son temible plaga que embarra todo cuanto toca. Dicen que desde los años 40 sus desplazamientos masivos indujeron el colapso de servicios en ciudades de la costa. Así los emigrantes puneños fregaron a sus vecinos. Hoy convierten al Titikaka en la equívoca terminación verbal de esa palabra: caca que correctamente escrita y traducida es “Qaqa” que quiere decir y dice: piedra, en quechua. Los puneños, ahora, se friegan a sí mismos. Y todo es una impune exageración no contrastada por un equipo de puneñistas que escriba, desmienta y enfrente las afrentas. ¿Es o no mala leche la vida penosa de un departamento de Puno y de su gente que semeja a una Cenicienta sin Príncipe que la salve, siendo una belleza de subyugante asperón andino y de cálidas temperaturas selváticas, que vive inerme ante el bombardeo que proviene de diversos frentes?

En un país discriminatorio hasta el mocontullo, al extremo que hasta entre parientes o miembros de un mismo clan el menosprecio es ley y la segregación por tinte y opción, medios u ocupación, se impone: ¿qué decir sobre Puno, considerado grisáceo mundo que nadie redime y territorio de altura y frío que, por añadidura, equivale a serranía, indianidad y pobreza? Entonces, para calificarnos, cualquier insensatez es verosímil, cualquier exceso es normal. Así el desprecio hacia lo puneño se convierte en sinónimo de buen gusto y de acertada inteligencia diagnóstica.

Puno está solo en el universo. No tiene padrinos ni hijos interesados en defender la matriz terrígena. No tiene embajadores sino detractores propios y extraños. Mientras los nativos de otros departamentos se encaraman en el poder y forman coros palaciegos que ablandan el cerebro de los opositores a sus intereses locales e integran gabinetes que gestionan obras y beneficios para sus regiones, nosotros nos dedicamos a beber, bailar y gozar. Así de simple.
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Poesía Puneña


CHOLA PANDILLERA

Por Dante Nava

Del lago, es la orilla
tu cuerpo que acuna
polleras de linfa,
mantones de espuma.

Luces chola linda,
bajo ojos de puma,
rubores de guinda
sobre albos de Puna.

El huayño te agarra
la dócil cintura;
te prendes a si alma
con ansias de pluma.

Entonces empujas
el pie y la rodilla
y alientas la curva
de tu pantorrilla.

Entonces, en tus senos,
se merece la música
que avienta el violento
rimero de phusas
mientras tu pañuelo,
que vuelos esboza,
en el tul del viento,
es una paloma
de tu pensamiento.

Y bailas con ganas,
y bailas alegre,
ebria la mirada
que desgarra y mata,
la pollera ajada.

Y bailas con arte,
junto al compañero,
por plazas y calles,
hasta que tu cuerpo
se siente cubierto
de un sudor en celo.

En ese momento,
oh andina escultura,
tu cálido pecho,
trasciende a kantuta,
desea deseos,
y al fuego trasunta.

II

El aire está que arde,
la luz se va oronda
y por todas sus partes
se asoma la sombra.

Y llega la noche...
Te arrastra tu macho
(muchacho de bronce,
rijoso muchacho),
hacia ¿quién lo sabe?,
pero luego vuelves
con la faz borracha
de besos de arrastre,
mostrando la leche
de tus blancos dientes
tras tu risa alada.
Del lago es la orilla,
tu cuerpo que acuna,
polleras de linfa,
mantones de espuma.


¡OH HUAJSAPATA!

Por: Walter Apaza

Huajsapata, testigo mudo de mi niñez
¿Porqué me entristece tu presencia?
¿Por qué me alegra tu presencia?
... Será que tus piedras guardan un secreto?
... Será que penetran, saturan y enervan mi ser?

En el día llego a ti,
En lóbregas noches pienso en ti,
Escucho el rumor de tus piedras,
Escucho la conversación de tus sankayos,
Siento la suave ventisca y siento el aroma del lago,
Veo tu alma milenaria
Vertida con el grisáceo color de tu silencio.

¿Porqué al verte una honda nostalgia se apodera de mi?
En las noches lúgubres el canto de la lechuza me entristece,
En el día el trinar de los pájaros me alegra.
¿Porque cuando tus piedras conversan quieren alejarme,
en la oscuridad del tiempo, envolviéndome en la duda de mi destino?

Huajsapata si tu pudieras hablar ,
Si tú pudieras hablar nos contarías, del tiempo y del futuro...

¿Porqué crujen tus piedras?
¿Porqué gimen tus espinos?
... Será que Manco Cápac nos señala el mañana?
... Será qué... nos recuerda el ayer...?

¡Oh Huajsapata: si tu pudieras hablar...