lunes, 24 de marzo de 2008

Reflexiones


Puno: Cenicienta sin Príncipes

Por: Hernán Cornejo-Roselló Dianderas

El departamento de Puno es en el Perú una cantera cultural mal explotada, peor difundida y considerada como territorio marginal habitado por gentes de segunda categoría. Se abomina con extrema facilidad de sus valores humanos y de su respetable cantidad de recursos patrimoniales que son minimizados o considerados inverosímiles. “¿Puno con recursos?, ¡imposible!”, responden a coro cientos de peruanos. “Pero si Puno es territorio productor de expatriados y exportador de pobreza”, reiteran. “¿Selva en Puno?, ¡a otros incautos con ese cuento!”, rechazan indignados miles de limeños de última generación o provincianos de la costa. “¡Si Puno es puna, es sierra, es mancha india y cuna del frío!”, sostienen con absoluta seguridad, sudorosos ecologistas en guayabera. “¿Que la maca es originaria de Puno? ¡Son inventos!”, farfullan, “¡la maca creció en las estribaciones del Chinchaycocha!, replican sin duda.

Y nadie cree lo cierto: que tenemos la ceja de selva más rica en yacimientos de oro de América del Sur. Allí descansan intocados los placeres de Aporoma, Inambari y Bajo Marcapata y reclaman nueva inspección las vetas de la mítica mina de Santo Domingo; pocos aceptan que nuestra selva baja con Bahuaja Sonene, Candamo o Tambopata, Colorado y Guacamayo, sea única, virgen e inagotado almacén de multiplicados embrujos. Nadie sospecha que en el septentrión oriental del departamento de Puno nace la ecorregión de la Sabana de Palmeras que venció al bosque de la selva baja —de terrenos anegadizos y ácidos que en muchos lugares hacen imposible la producción agrícola intensiva— y que fue estudiada y definida por el oxapampino Antonio Brack Egg. Esa Sabana de Palmeras no es otra que nuestra poco conocida “Pampas del Heath”, que más en lontananza sirve de límite a nuestro departamento con los de Madre de Dios y con el Pando boliviano en un tripartito desconocido y con indudable futuro económico, porque la ecorregión de marras, luego de ver la luz en territorio puneño, empieza a correr, indetenible, considerables extensiones de Paraguay, Argentina, Brasil y ocupar gran parte de territorio boliviano en lo que sin duda es un hinterland de gran potencial...

Nadie admite que Puno posea lo que posee. Y los primeros incrédulos son los mismos, los mismísimos puneños que creen que su entorno es únicamente folclórico. Sin ir muy lejos —porque nuestra impreparación histórica, geográfica y de comprensión sobre la heredad recibida es elocuente— pocos admiten que la maca, al igual que la papa, introdujera sus primigenias raíces en la masmédula del Altiplano-Titikaka y no en otras profundidades de altura... en fin... la lista es larga y la visión de puneños y peruanos, corta.

No obstante, a nuestro militante mundo de tinieblas hay que añadirle la ágil complementación de culturosos vulgarizadores de historia y geografía peruana radicados en Lima y provincias, que sin escrúpulos describen, dibujan y divulgan el país con la prolijidad de un basto talador de bosques que a mandoblazos furiosos desfigura la realidad. Pese a los avances en el conocimiento de temas nacionales —producto de la proliferación de enciclopedias mediáticas que ambicionan divulgar al Perú— el saber específico y la particularidad de cada pueblo son ignorados y se convierten inalcanzables para quienes pretenden alcanzarle esos conocimientos al pueblo y a su juventud. Los que hacen lo que, ahora, hacen, lo hacen mal y los usuarios que leen lo que, ahora, leen, internalizan los errores como correa de transmisión que perpetúa la mala información. Puno, así, vive doble orfandad: Una, de los peruanos que transmiten conocimientos malos o epidérmicos y otra, de los propios puneños que creen que su realidad simplemente se viste de polleras cortas en determinadas épocas del año y del verano.

Pero, vamos por partes. En la ciudad de Puno son numerosos los corrillos integrados por protagonistas eventuales que sólo se sonrojan de indignación cuando algún analista, describe las piraterías que subrayan los contrabandos, por ejemplo, de música que contra nuestra heredad perpetran “creadores” de otros departamentos o países, o se molestan cuando se les atiza sentimientos de pertenencia luego de detallar los plagios de coreografía o las “decorosas” expropiaciones de la vicuña y la alpaca que cometen los empresarios arequipeños que en el mundo las venden como si fueran de ellos —y producto de su esfuerzo creativo, cuando es resultado de maniobras expropiatorias que hace décadas se consolidaron— dejando a los indefensos puneños como convidados de piedra. Las vicuñas en este tiempo y, probablemente, las alpacas más tarde, serán de todas partes menos de Puno, su tierra de origen. Sobre “llovido mojado”. Lo poco que tenemos sirve para aumentar la riqueza no ganada de otros y potenciar nuestra pobreza. Pese a esas constataciones el disgusto grupal es efímero y no trasciende. Pronto el dato recibido atiborra la profusa memoria colectiva nutrida exclusivamente de olvido selectivo.

Pero, respecto de Arequipa, ¿no será que los puneños instrumentan una especial relación que, cual estimulante paradoja, ha convertido la expropiación en certero boomerang? Veamos. Frente al caso de la reciente, no más de 25 años, incautación comercial de alpacas y vicuñas o a la antigua utilización, desde el siglo XIX, de la lana de ovino, del mundo del agro y de la tierra altiplánica por empresarios arequipeños que no invirtieron en Puno ni un céntimo partido en veinte —lo que entre otras cosas hizo difícil crear riqueza en ese medio por añadidura severo y hostil— los afectados habitantes de la meseta optaron por trasladarse a la ciudad de Arequipa a “compartir” con sus ocasionales explotadores el resultado de lo obtenido con sus bienes y así gozar del impoluto mundo urbano que se recreaba y construía con sus recursos. Pues bien, ahora la ciudad de Arequipa y sus alrededores conforman el hogar nativo, la expansión natural de los puneños que desde hace más de cinco décadas se ha convertido en el primer departamento del Perú que produce: “arequipeños de primera generación”. La retribución de los puneños —frente al disfrute inmoderado de sus bienes explotados sin su consentimiento— moldea las sutilezas de la cortés reciprocidad andina que recupera lo suyo con paciencia, como el cazador que espera su hora de triunfo para hacerse de la presa. “Gracias, dicen, hoy día, los paisanos, ya era hora de que tuviéramos una ciudad grande y con buen clima para procrear y producir economía y sociedad.” En fin, por ahí van las cosas y modelan la urdimbre y la trama en una novela abierta cuyos epílogos todavía no están dispuestos a escribir los puneños y menos los arequipeños que desconocen la naturaleza de la saga. Al fin y al cabo el departamento de Puno con Altiplano, selva, lago y recursos humanos activos y proactivos, es rico, así —por el momento— produzca más pobres que ricos. ¿Cambiarán las cosas?

Pese a esas modalidades de resistencia e inteligente acomodamiento a los excesos perpetrados contra ellos, muchos puneños, nacidos en cuna miope y vencidos antes de calzar pantalones, ni siquiera defienden como probable lo extraordinario de su realidad que, si la introyectaran, hubiera permitido que el Perú no estuviera tan desguarnecido, digamos, en la selva oriental, al extremo que Puerto Maldonado, la capital más oriental del país, pareciera que estuviera lejos, lejísimos del Perú.

En ese escenario de cosas hechas o mal hechas o por hacer, los puneños de la supuesta clase dirigente viven plácidos encontrándose migajas en el ombligo, saciando su conformismo sin ánimo de rebatir el reiterado escamoteo de recursos y, sin voluntad para aprender del entorno, efectuando, por ejemplo, periódicos e inteligentes periplos de instrucción puneñista por el sorprendente territorio altiplánico y por las numerosas selvas y ecorregiones que el Hacedor depositó en el divorcio de aguas y los bajíos del espacio nor departamental. Para ellos quizá fue un disgustante destino nacer en el Altiplano-Titikaka. Una significativa legión de paisanos de Vilcapaza, San Román o José Antonio Encinas, como sostuvo ese gran heresiarca que fue Gamaliel Churata, oculta su origen, desdeña su identidad y prefiere, para el caso, transferir su progenitura al patrón de turno, no por un plato de lentejas como lo hizo el bíblico, sino por un plato de chupe de camarones, un picante tacneño, un Chiriucho otoñal, una mazamorra morada y con eso quizá alcanzar un paulatino descobrizar y empalidecer del origen o quién sabe para la aplicación de otros sutiles mecanismos de compra de nueva identidad que faciliten encubrir procedencia y renovar ascendencia.

Así en el contexto nacional, salvo por lo producido, explotado y divulgado en los escenarios dancístico y musical, todo el universo de potencialidades puneñas vive encriptado por obra nativa y distorsionado por acción u omisión foránea. Puno es espacio siberiano al que arriban los castigados como el vargasiano, Pantaleón Pantoja o es tema que se enseña con impropiedad. Ejemplos al canto.

La edición “Todo Perú: Enciclopedia multimedia” de El Comercio que pretende hacer conocer el país de manera objetiva, y que al final es negocio y mercadeo masivo, deteriora más la realidad y contribuye a la desinformación de lectores ávidos de conocer y amar instruidamente a su país. Esa enciclopedia consigna en uno de sus CD-Room que la producción de quinua, cañihua, etc., es aporte de todos los departamentos del Sur, excepto de Puno, que no aparece y no existe en la pantalla. No figura siquiera como último furgón del tren, es decir, no está ni en la cola de la cola. La omisión es inmensa e injustificable. En el caso de la papa, igual. ¡Todo el Sur peruano produce papa, menos Puno! ¿No recuerdan los autores del puneñicidio, que el origen de ese tubérculo fue la cuenca del Titikaka? ¿Qué mal informado redactor consumó esa exclusión? Suponemos que se hizo sin querer queriendo. Comprobamos que igual que en épocas anteriores, el analfabetismo ilustrado, que difunde la realidad del país y sus múltiples rostros, predomina y descansa en los pies fatigados de agentes viajeros que no distinguen olluco de oca e izaño de mashua y menos chuño ruqui de chuño queni y tunta de moraya. No saben que en muchos lugares de Puno el cuello se llama tonqori y esa diferenciación idiomática no es banal: procrea su propio matiz y alberga sugerente connotación. ¿Cómo difundir lo particular, la esencialidad de los pueblos sin conocerla? ¿De qué especificidad cultural hablamos si todo se mide con el rasero de la simplificación más ramplona?

Ni qué decir de la “Enciclopedia Ilustrada del Perú” que con extraordinaria prolijidad condujo Alberto Tauro del Pino y que, después de su muerte, republicó ampliada el año 2002 el diario El Comercio —que no desaprovechó ocasión para retirar, de la enciclopedia de Tauro, a personalidades peruanas que no son ni fueron de su simpatía. En los ítems referidos a Puno cita gato como liebre. A la isla de Umayo la ubica en el Titikaka, a los Ayarachis de Paratía los bautiza como danzarines del Sicuri de Taquile. A varios lugares y distritos les cambia el topónimo de manera apoteósicamente desorientada. La mala información suple a la realidad y la difama sin escrúpulos. Sería delirante consignar la implacable sumatoria de errores que singularizan esa enciclopedia no preparada por peruanistas sino perpetrada por despistados trashumantes.

¿Qué hacer ante las voluminosas erratas? “Antes no estábamos en las enciclopedias, ahora nos incluyen y nos toman en cuenta”, afirman los conformistas. Sin reconocer que los errores no aclarados se convierten en verdades perversas que alimentan los lugares comunes y nutren cierto “saber popular” inepto para catabolizar necedades y que, por eso, se distorsiona y vuelve “saber prejuicioso”. Los prejuicios en el Perú son tan grandes que un censo que mida todos ellos no cabría en el centenar de tomos de la Espasa Calpe completa y con addendas.

Constatar que las instancias formales que influencian en Puno no leen lo que deben, no se informan sobre la realidad inmediata que administran, no es tarea de Hércules Poirot. Ésas instancias y sus mentores esperan que por generación espontánea aparezca, de aquí a algunas décadas en la obra foránea, la autenticidad de nuestra realidad. ¿A qué esperar que el vecino nos “descubra” y difunda, si sabemos que lo hace mal y desdeñosamente? ¿Por qué las municipalidades provinciales y distritales se ubican en la tribuna y aplauden la mojiganga cultural y no preparan un producto más auténtico? ¿Por qué las universidades, que proliferan como hongos, no enfrentan gráfica o visualmente ese desdén informativo? Unos juegan con cemento en medio de la charca despoblada construyendo abominables plazas que adornan la pobreza y enriquecen sus bolsillos; otros se fatigan editando obras y publicaciones en castellano que requieren traducción. ¿Por qué desde Puno no se emprende la tarea de escribir nuestra historia y divulgar nuestra real geografía? El solfeo frasea, canta e indica que nos desplazamos de Guatemala a guatepeor.

Y la cosa va para más guatepeor. Desde hace unas semanas el diario La República en colaboración con la empresa PEISA, Promoción Editorial Inca Sociedad Anónima y la universidad Ricardo Palma de Lima empezaron a publicar el “Atlas Departamental del Perú” cuyo tomo tres está dedicado in extenso a informar sobre geografía, economía, cultura y turismo de Puno y Tacna. Pues bien, en lo concerniente a Puno y a sus diferentes mapas hidrográficos, económicos, políticos, etc., que en ese tomo se consignan, todos sin equivocación —delineando una desinformación propia de adversarios y enemigos nutridos de pertinacia ahistórica rayana en la estupidez— están mutilados en lo que corresponde al segmento septentrional occidental. ¡Nos mocharon la oreja superior izquierda del mapa en un porcentaje fríamente calculado para colocar a Masuko en territorio Madrediosino! ¡Un mapa que inclusive fue y es fuente de inspiración artística y al que hemos antropoformizado! ¿Recuerdan al sicu puneño cuya cara era el departamento y cuyas orejas o tocados artísticos nacían, ambos, a 13 grados de latitud Sur cuyos trazos hacia el nor occidente empiezan cuando el río Chaspa desemboca en el Inambari a 71 grados y 8 minutos longitud oeste y luego de pasar por Astillero terminan hacia el nor oriente cuando el Sayadije se interna en el Heath a 68 grados 50 minutos longitud oeste? Pues, ahora ese mapa, ese rostro, está mocho. Estos geógrafos divulgadores convirtieron una ocupación distrital, meramente coyuntural, en un problema de límites departamentales tirándose a la garrocha las leyes fundativas que delinearon y definieron los confines y espacios departamentales. ¿Sabemos cómo lo hicieron? Dice que lo hicieron amparados en la visión tubular del INEI, Instituto Nacional de Estadística e Informática que así demuestra que la validez y profundidad de sus conocimientos sobre el país generan estropicio y fracturas. La cosa no importaría porque al final de cuentas y balances, todo queda en territorio patrio, sin embargo, se trata de territorios de latentes recursos auríferos y mineros porque al estar avenados por el Marcapata y por varios otros ríos que se formaron en la cordillera de Carabaya —filón de oro y nutriente de placeres de mítica nombradía y milunanochesca evocación—, la cosa posee otro brillo y su aroma despide diferente perfume. A tiro de piedra de Masuko —que es territorio puneño, momentáneamente capital (¿?) del distrito de Inambari en la provincia de Tambopata en Madre de Dios y usado por cusqueños para sacar madera y otros productos de esa selva dependiente— está el Huaypetue cuyo oro compite con el que se extrae de san Antonio de Poto. ¿Para qué decir más si ahora lo que hay es hacer? La carretera Transoceánica, llamada también Interoceánica por los meticulosos que pesan huevos de mosca en telas de araña, es fundamental para que los puneños nos instalemos en los espacios que dejamos de ocupar y contribuyamos, en el futuro, a que se ocupen bien los espacios que aún no se han ocupado.

Por último, en esta singladura del descalabro, habría que añadir que la contaminación ambiental que sufre el Golfo de Puno (llamado mal, “Bahía Interior de la Bahía de Puno” en un confuso trabalenguas producto de la pobreza idiomática de muchos periodistas y profesores universitarios que desde la década de los 80 divulgaron el despropósito de bahía interior de la bahía [¿?]), está producida por el vertimiento de aguas residuales afectando aproximadamente 18 kilómetros cuadrados que suman menos del 0.O2 % del total de la superficie del majestuoso Titikaka. ¿Y qué se dice? Se dice, exageradamente a los cuatro vientos, que el Titikaka está contaminado y lleno de estiércol abonante y eutrofizador; sin tomar en cuenta la desproporción que afecta todo un continente y su contenido. De ahí se infiere que los puneños son temible plaga que embarra todo cuanto toca. Dicen que desde los años 40 sus desplazamientos masivos indujeron el colapso de servicios en ciudades de la costa. Así los emigrantes puneños fregaron a sus vecinos. Hoy convierten al Titikaka en la equívoca terminación verbal de esa palabra: caca que correctamente escrita y traducida es “Qaqa” que quiere decir y dice: piedra, en quechua. Los puneños, ahora, se friegan a sí mismos. Y todo es una impune exageración no contrastada por un equipo de puneñistas que escriba, desmienta y enfrente las afrentas. ¿Es o no mala leche la vida penosa de un departamento de Puno y de su gente que semeja a una Cenicienta sin Príncipe que la salve, siendo una belleza de subyugante asperón andino y de cálidas temperaturas selváticas, que vive inerme ante el bombardeo que proviene de diversos frentes?

En un país discriminatorio hasta el mocontullo, al extremo que hasta entre parientes o miembros de un mismo clan el menosprecio es ley y la segregación por tinte y opción, medios u ocupación, se impone: ¿qué decir sobre Puno, considerado grisáceo mundo que nadie redime y territorio de altura y frío que, por añadidura, equivale a serranía, indianidad y pobreza? Entonces, para calificarnos, cualquier insensatez es verosímil, cualquier exceso es normal. Así el desprecio hacia lo puneño se convierte en sinónimo de buen gusto y de acertada inteligencia diagnóstica.

Puno está solo en el universo. No tiene padrinos ni hijos interesados en defender la matriz terrígena. No tiene embajadores sino detractores propios y extraños. Mientras los nativos de otros departamentos se encaraman en el poder y forman coros palaciegos que ablandan el cerebro de los opositores a sus intereses locales e integran gabinetes que gestionan obras y beneficios para sus regiones, nosotros nos dedicamos a beber, bailar y gozar. Así de simple.
[]

Poesía Puneña


CHOLA PANDILLERA

Por Dante Nava

Del lago, es la orilla
tu cuerpo que acuna
polleras de linfa,
mantones de espuma.

Luces chola linda,
bajo ojos de puma,
rubores de guinda
sobre albos de Puna.

El huayño te agarra
la dócil cintura;
te prendes a si alma
con ansias de pluma.

Entonces empujas
el pie y la rodilla
y alientas la curva
de tu pantorrilla.

Entonces, en tus senos,
se merece la música
que avienta el violento
rimero de phusas
mientras tu pañuelo,
que vuelos esboza,
en el tul del viento,
es una paloma
de tu pensamiento.

Y bailas con ganas,
y bailas alegre,
ebria la mirada
que desgarra y mata,
la pollera ajada.

Y bailas con arte,
junto al compañero,
por plazas y calles,
hasta que tu cuerpo
se siente cubierto
de un sudor en celo.

En ese momento,
oh andina escultura,
tu cálido pecho,
trasciende a kantuta,
desea deseos,
y al fuego trasunta.

II

El aire está que arde,
la luz se va oronda
y por todas sus partes
se asoma la sombra.

Y llega la noche...
Te arrastra tu macho
(muchacho de bronce,
rijoso muchacho),
hacia ¿quién lo sabe?,
pero luego vuelves
con la faz borracha
de besos de arrastre,
mostrando la leche
de tus blancos dientes
tras tu risa alada.
Del lago es la orilla,
tu cuerpo que acuna,
polleras de linfa,
mantones de espuma.


¡OH HUAJSAPATA!

Por: Walter Apaza

Huajsapata, testigo mudo de mi niñez
¿Porqué me entristece tu presencia?
¿Por qué me alegra tu presencia?
... Será que tus piedras guardan un secreto?
... Será que penetran, saturan y enervan mi ser?

En el día llego a ti,
En lóbregas noches pienso en ti,
Escucho el rumor de tus piedras,
Escucho la conversación de tus sankayos,
Siento la suave ventisca y siento el aroma del lago,
Veo tu alma milenaria
Vertida con el grisáceo color de tu silencio.

¿Porqué al verte una honda nostalgia se apodera de mi?
En las noches lúgubres el canto de la lechuza me entristece,
En el día el trinar de los pájaros me alegra.
¿Porque cuando tus piedras conversan quieren alejarme,
en la oscuridad del tiempo, envolviéndome en la duda de mi destino?

Huajsapata si tu pudieras hablar ,
Si tú pudieras hablar nos contarías, del tiempo y del futuro...

¿Porqué crujen tus piedras?
¿Porqué gimen tus espinos?
... Será que Manco Cápac nos señala el mañana?
... Será qué... nos recuerda el ayer...?

¡Oh Huajsapata: si tu pudieras hablar...



EL CONDOMINIO BINACIONAL
SOBRE LA CUENCA DEL TITICACA

El régimen jurídico del Lago Titicaca y por extensión del sis­tema hidrográfico independi­ente, del que es la parte más importante, reviste importancia especial porque el conjunto de normas jurídicas que definen y caracterizan dicho régimen resulta vital para los siguientes fines principales:

- Lograr el aprovechamiento de las aguas del Titicaca por Perú y Bolivia;
- Llevar a cabo proyectos de desarrollo socioeconómico:
- Evitar conflictos y desavenencias que pudieran originarse entre los dos países; y,
- Evitar aspiraciones conflictivas o indebidas de terceros países.

PERÚ y BOLIVIA: TESIS INICIALMENTE CONTRADICTORIAS

El conflictivo debate político y jurídico entre Perú y Bolivia sobre el régimen del Titicaca, se manifestó con nitidez el 2 de marzo de 1936, con la propuesta de la Cancillería Peruana frente al Proyecto Hoschild que supuso el uso unilateral de las aguas del lago. en cuya nota se transfiere a la presunción de "omisión involuntaria" el que Bolivia no haya hecho conocer al Perú 1os alcances del proyecto indicado, "cuya intervención le correspondía como parte interesada en el régimen de aguas". Añadía la nota que tal omisión contraria a la doctrina y la práctica internacional de Estados ribereños de ríos y lagos, en 1os casos en los que el uso unilateral pueda alterar el nivel de las aguas, la navegabilidad o causar daños; doctrina que en el continente había sido recogida en la Declaración de Montevideo (no ratificada pero en señaladas ocasiones aplicada), producida en la VII Conferencia Internacional Americana, en 1933.

En la nota peruana se sostenía asimismo que el ejercicio de la soberanía "es limitado por la afectación al derecho ajeno" y que el derecho del Perú quedaría afectado por la concesión a la firma Hoschild, aunque el volumen de aguas que ésta aprovechara fuese menor que la emisión por el Desaguadero, porque "cabe en lo posible que la prioridad de la existencia de esa concesión, hiciera luego imposible al Perú otorgar una concesión análoga sin causar perturbaciones ", lo que sería perjudicial para ambos países y "daría lugar a reclamaciones que conviene oportunamente prevenir".

Es necesario consignar además que la nota bajo comentario señala que la línea de limitación en la zona ocupada por las aguas del lago, "no destruye la comunidad esencial que por razones naturales y permanentes existe para los países ribereños en cuanto al uso y aprovechamiento de esas aguas". Esta declaración es histórica porque a través del término "comunidad esencial" queda virtualmente planteada por el Perú la tesis de condominio binacional sobre las aguas del Lago Titicaca.

La respuesta boliviana opuso en ese momento la tesis contraria, señalando que ese país "es propietario del curso inferior del sistema hidrográfico... y exclusivo acreedor al sobrante de las aguas del lago. pudiendo en consecuencia disponer de todo o parte del caudal del afluente y que la línea de delimitación a través del lago está perfectamente definida y destruye por sí toda idea de comunidad o condominio aplicable al aprovechamiento del excedente de aguas, que está afectado, desde luego, perenne y exclusivamente a beneficio del territorio boliviano ".

Esta tesis, llamada de "soberanía absoluta ", aplicó indebidamente por analogía, al lago, la doctrina sobre ríos de recorrido sucesivo, es decir de los ríos que desde su naciente atraviesan dos o más Estados hasta su desembocadura al mar y en la que el Estado propietario del curso inferior puede usar las aguas como más le convenga, puesto que no causa daños ni altera ya, el régimen del río. Pero esa analogía es imposible porque un lago ni tiene curso inferior ni superior. Es de régimen estático y sus aguas están a un mismo nivel. Por tanto, a criterio del Perú "no era posible emplear por analogía los conceptos de cursos superior e inferior a un lago, por la naturaleza misma de las cosas”.

CHILE QUIERE ENTRARA TALLAR

El diferendo planteado se inmovilizó hasta que en junio de 1950 Chile y Bolivia intercambiaron notas acordando el compromiso del primero para establecer negociaciones directas con el segundo a fin de buscar la fórmula que otorgue a Bolivia salida directa y soberana al Pacífico y permita a Chile obtener de este país compensaciones no territoriales. Chile consultaría al Perú en el caso del posible otorgamiento de la salida a Bo­livia, en cumplimiento del Tratado de1929. Este compromiso tenía carácter confidencial, pero la revista chilena ERCILLA publicó las supuestas bases del compromiso según las cuales Bo­livia franquearía a Chile el aprovechamiento de las aguas del Titicaca y del Popoó para fines hidroenergéticos y de irrigación, a cambio de un corredor desde el altipl­ano boliviano hasta el mar, al norte de Arica. La revista, informó además que "los Estados Unidos otorgarían un empréstito para las obras".

En evidente vinculación con esos propósitos, el Comité Nacional Chileno (de Energía) sustenta el "Proyecto Harnecker" en Londres ese mismo año, pretendiendo utilizar las aguas de la cuenca para generar 500,000 KW e irrigar con las aguas sobrantes 50,000 Has. en las pampas del tamarugal.

Ante la gran controversia suscitada, a raíz de las publicaciones, la Cancillería boliviana negó que las compensaciones no territoriales comprometieran las aguas del lago, "ni una gota de agua ha sido comprometida en arreglo alguno” expresó el embajador boliviano en Santiago, en agosto de 1950.

El presidente norteamericano Truman, improvisando un acápite en el discurso que leyó en la inauguración de una reunión de Ministros de Relaciones Exteriores en Washington, en 1951, reveló conversaciones con Gonzáles Videla Presidente de Chile, el que Bolivia no haya hecho conocer al Perú los alcances del proyecto indicado, "cuya intervención le correspondía como parte interesada en el régimen de aguas", Añadía la nota que tal omisión contrariaba la doctrina y la práctica internacional de Estados ribereños de ríos y lagos, en los casos en los que el uso unilateral pueda alterar el nivel de las aguas, su navegabilidad o causar daños; doctrina que en el continente había sido recogida en la Declaración de Montevideo (no ratificada pero en señaladas ocasiones aplicada), producida en la VII Conferencia Internacional Americana en 1933,

En la nota peruana se sostenía asimismo que el ejercicio de la soberanía "está limitado por la afectación al derecho ajeno" y que el derecho del Perú quedaría afectado por la concesión a la firma Hoschild, aunque el de las recomendaciones de la Comisión Mixta Peruano-Boliviana (constituida antes, el 20 de abril de 1955), y "en virtud del condominio indivisible y exclusivo que ambos países ejercen sobre las aguas del lago Titicaca, resuelven..,", lo que permitió al Perú consolidar su tesis, desvirtuar el interés chileno y dar viabilidad al acercamiento boliviano inducido por los acontecimientos del 50 y 51, formalizando el cambio en su posición original de soberanía absoluta.

El contenido del Convenio del 57, condiciona el aprovechamiento común, a la inalterabilidad fundamental de las condiciones de navegabilidad, de las facilidades de pesca, así como a la no alteración sustancial del "volumen de agua producto de las excedencias del lago que anualmente escurren por el río Desaguadero", Estos son los parámetros principales de los estudios económicos que se acuerda impulsar, básicamente, la estimación de los consumos eléctricos de ambos países y el estudio agronómico de las tierras susceptibles de ser irrigadas-

Quedó establecido asimismo el principio de compensación o retribución por perjuicios o menores beneficios, tanto en los aprovechamientos hidroenergéticos como de riego y otros fines, acordándose además, negociar conjunta o separadamente la realización de los estudios preliminares y licitar posteriormente en conjunto los estudios definitivos, así como la financiación total o parcial de los proyectos.

Los convenios de 1955 y 1957 fueron ratificados por el Congreso peruano a poco tiempo de su suscripción, pero en el caso de Bolivia -revelando su indecisión- tal ratificación demoró 30 años (en 1986), El cambio de ratificaciones se produjo el 20 de febrero de 1987, entrando en vigor a partir de esa fecha.

COMO SE APLICA EL RÉGIMEN DE CONDOMINIO

Previamente, en 1974 se produjo la declaración conjunta De la Flor­-Soriano, reiterando el condominio exclusivo e indivisible y el 3 de Abril de 1985, Perú y Bolivia a través del Canciller peruano Pércovich y el Embajador boliviano Montenegro, dirigieron una solicitud conjunta al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), buscando apoyo para el estudio integral de aprovechamiento del lago.

Lo que en la actualidad existe es un condominio sobre el uso y el aprovechamiento de las aguas del lago, opina Miguel Althaus, No es posible en ese sentido hablar de soberanía compartida, El condominio de las aguas no excluye el ejercicio de la jurisdicción en el territorio lacustre hasta la línea fronteriza por parte de cada Estado, los mismos que ejercen soberanía solamente condicionada en lo que respecta al aprovechamiento común de las aguas. Este condicionamiento se fundamenta -­según Alberto Ulloa- en la naturaleza de las cosas, en este caso, en la materia en que radica la soberanía, que en el caso de las aguas son caracterizadas por su "intercomunicación física inevitable y por la concurrencia de elementos físicos también imprescindibles como el volumen y el nivel, que hacen que la soberanía no se ejerza en la misma forma que se ejerce en el dominio puramente territorial ".

El condominio es exclusivo de ambos países, en tanto no hay otro que posea similares derechos; y, es indivisible por la naturaleza de las aguas del lago y por la existencia de dos condóminos.

El régimen jurídico se complementa con el principio de compensación o retribución en caso de que el aprovechamiento común diferencie los beneficios o irrogue perjuicios a los condominios.

El condominio indivisible y exclusivo es la condición necesaria de las obligaciones que se pactan en el Convenio, las cuales tienen un carácter preliminar porque están llamadas a sustentar obligaciones definitivas en el futuro, que no es posible pactar sin pasos previos y necesarios. Las obligaciones de carácter preliminar deben ser cumplidas -anota Althaus-, pues de lo contrario sería legítimo presumir la intencionalidad de demorar o frustrar la ejecución de lo pactado.

El Convenio de 1957 ratificado en 1987, por sancionar el régimen de condominio, consagra una institución, que se convierte en la base jurídica que facilita y orienta la realización de los estudios científicos que deberán hacerse conforme a dichos instrumentos.

Al respecto, el investigador Alejandro Deustua, considera el convenio insuficiente, entre otras razones porque el régimen jurídico de las aguas, resulta fijado no en un instrumento específico y exclusivo, sino en forma tangencial en un convenio cuyo objeto sustantivo es el aprovechamiento y no el régimen; porque dicha fijación se efectúa en forma genérica sin que se hayan establecido las modalidades y condiciones de su funcionamiento, debilitando así los términos del aprovechamiento, al que se deja librado a la inestabilidad propia de la evolución de los acontecimientos económicos y políticos; y, porque bajo esas consideraciones crea un clima de inseguridad jurídica para los condóminos. Sin embargo, nos permitimos anotar que la decisión política, soberana y libre, adoptada por Bolivia y Perú reconociendo indubitablemente el condominio sobre las aguas del Titicaca y el conjunto de acciones bilaterales que, en consecuencia, se han ejecutado y se vienen ejecutando, tornan irrelevante las objeciones sobre la forma en que aparece consagrado el régimen de condominio en el instrumento de 1957.

ALCANCE DEL RÉGIMEN DE CONDOMINIO

Finalmente, debe preguntarse si el régimen jurídico está referido únicamente a las aguas del lago o si alcanza también y en qué forma, a los recursos hídricos de toda la cuenca. Este es un aspecto que por su importancia exige estudio y posición, puesto que no se halla suficientemente esclarecido.

Es claro que cualquier uso de las aguas del lago que reviste cierta magnitud, afectará el volumen de egresos por el Desaguadero, afectando en consecuencia al caudal de los lagos Popoó y Coipasa. Del mismo modo, una mayor captación de las aguas de dicho río afectaría el nivel del espejo lacustre. Cualquier uso significativo de las aguas de los ríos afluentes, afectará asimismo al volumen de las aguas del lago.

La gran cuenca del Lago Titicaca es una cuenca hidrográfica internacional cuyo elemento básico o eje es el lago. Por tal razón se estima que el concepto de "aguas del Lago Titicaca" no es limitativo sino extensible a los demás elementos componentes de la cuenca. Siendo el gran lago lo principal de ella y los demás elementos lo accesorio, estos corren la suerte del principal, en aplicación analógica de principios generales del Derecho. El condominio supone pues, la no afectación de la calidad y cantidad de aguas, de manera que restrinjan su uso normal, salvo acuerdo entre los titulares del condominio. Por ello, en el condominio toda la cuenca está comprometida: limitación que beneficia más a Bolivia que al Perú si se considera que sus afluentes aportan sustantivamente el mayor caudal que los de Bolivia. En opinión de Deustua, este es el elevado costo político y económico que pagó Perú para afirmar su tesis del condominio.

De todo lo anterior, se deduce que una eventual utilización unilateral de los afluentes peruanos por nuestro país, en volúmenes que afecten sensiblemente la masa hídrica lacustre, requeriría el acuerdo entre ambos países. Del mismo modo que un incremento sustantivo del caudal de los lagos Popoó o Coipasa, con cualquier finalidad, a expensas de las aguas del Titicaca y utilizando el curso del río Desaguadero, demandaría también un acuerdo binacional. El Lago Titicaca, es pues, el elemento determinante en el aprovechamiento de los recursos hídricos de toda la cuenca. [] (Por Guillermo Vásquez Cuentas)